miércoles, 1 de febrero de 2017

LIBRO 2 No. 24 LA AGONÍA EN GETSEMANÍ

  
"La agonía en Getsemaní".
 


 
¡Oh Hija Mía!, Sabiendo el jueves que al otro día expiraría Mi alma y pronto Mi vida dejaría de existir, era grande la angustia que sentía Mi alma, y Mi cuerpo de carne mortal se sacudía de agonía.

Mas te digo: Mi Corazón es el más sensible, jamás os podréis imaginar el remolino de emociones que embargaba todo Mi ser. Sentía dolor, alegría y gran temor y todo esto lo tuve que ocultar ante Mis discípulos que los amaba como hermanos y era gran pesar el de Mi alma saber que Pedro me negaría a pesar del amor que me tenía y que todos me abandonarían.

Sentía la agonía del dolor que Mi Madre sentiría traspasado su Corazón. Temblaba, sí, lo digo, al pensar que sería para muchos inútil Mi sufrir y que Mi sangre la vertería gota a gota por cada uno. Mi Corazón se estremecía porque pronto quedaría preso de amor por los siglos y que sería ultrajado y abandonado en los sagrarios, pero me llegaba la alegría saber que muchos darían gustosos la vida por Mi Amor, que sufrirían tormentos con gran gozo y amarían Mi propia Cruz.

Pensad Hijos y reflexionad en estos momentos en que se os da tiempo para ganar tesoros para alcanzar la redención: ¡Que no vaya a ser inútil Mi sangre para algunos de vosotros!, Que el tiempo lo tengáis en cuenta, lo que dejaréis para mañana, lo debéis ofrecer hoy, porque no sabéis el momento en que vuestro espíritu sea llamado a la presencia de Mi Padre. Tened las manos llenas y amándoos como Yo os amé, siempre sigáis gustosos el camino de Mi Cruz.

23 de marzo de 1978.

Sagrado Corazón de Jesús.

Siervos del Divino Amor

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