miércoles, 30 de octubre de 2013

LIBRO 3 No. 6 CORAZÓN DE MARÍA

 

"Corazón de María".

 

CORAZON DE MARÍA INMACULADO

 

Hijitos pequeñitos de mi corazón, yo, vuestra Madre la cual amáis, os digo que mi corazón está lleno de las gracias de mi amado Hijo y os pido que todas vuestras oraciones las ofrezcáis en desagravio por tantas ofensas al Corazón de mi Hijo y os digo enmiéndense.

Ya no pequen porque Mi Hijo es ya demasiado ofendido y os digo ámense, ámense mucho porque son hijos del que es amor y así debéis ser amor, como lo es vuestro Padre y que esto que hacéis para alabar al Padre celestial lo hagáis con gran fe y amor.

Yo os he tomado de la mano, déjense guiar dócilmente porque yo deseo ser siempre la que os lleve al Corazón de mi Hijo y así seáis las flores del jardín de mi amado Hijo y con la caridad, con el amor que tengáis a vuestros hermanos, os llenéis del perfume que agrada al Padre Amantísimo, el cual es halagado por vuestras oraciones.

Yo los bendigo pequeñitos, nada temáis porque estoy aquí, vuestra Madre, la cual siempre está a vuestro lado.

 

1977 Mayo 8, 2:20 de la mañana

Santísima Virgen María

Siervos del Divino Amor

miércoles, 23 de octubre de 2013

LIBRO 3 No. 5 LO QUE LE HICIERON A JESÚS DURANTE SU PASIÓN

 

“Lo que le hicieron a Jesús durante su Pasión.”

 

ECCE HOMO3

Hijitos míos: Han de saber que, encendido en llamas divinas y abrasadas con fuego de inmenso amor y caridad, me entregué voluntariamente a padecer por mis más crueles enemigos.

Me aprehendieron de noche como el más facineroso ladrón y el más sanguinario criminal, dándome golpes y empellones, me pusieron bajo sus pies. Cayendo boca abajo me ataron las manos atrás, apretaron tan fuerte que los lazos desollaron mis muñecas y empecé a sangrar.

Al cuello me pusieron una gruesa cadena, tan pesada que me impedía la respiración, así fui llevado con gran rabia y gritería de tribunal a tribunal.

En la casa de Anás, un hijo ingrato levantó su mano armada con un guante de hierro y me dio terrible golpe, recia bofetada en el rostro que me derribó a tierra, la sangre corría por mis mejillas, ojos, nariz, boca y oídos.

Caifás me trató de blasfemo, me escupió en el rostro, otros tiraron de mi barba y otros de los cabellos. Recibí pescozones, bofetadas, toda clase de oprobios.

Pilatos me mandó azotar como a vil y miserable. Fui desnudado y atado a la columna, donde recibí miles de azotes, con látigos y garfios que abrieron mi carne, la arrancaban a pedazos hasta llegarse a ver mis huesos, mis costillas descarnadas.

Cuando cortaron los cordeles caí en el lago de mi sangre, sin aliento y casi sin vida, aún recibí puntapiés y más golpes.

Después me vistieron con un pedazo de jerga colorada, desecha y llena de basura, sentaronme en una silla y con burlas me coronaron, apretando la corona reciamente con unos palos, de modo que entraban las agudas espinas hasta llegar a los huesos y otras rompiendo la carne salían por la frente y entre las cejas

Así mi cabeza quedaba sangrante. Me pusieron por cetro una caña en la mano y me decían con gran burla y crueldad “¡Salve, oh Rey de los judíos!” y toda clase de oprobios, me escupieron y daban puntillones, otros se quitaban los zapatos y me daban con la suela en la boca, otros me quitaban la caña y daban sobre la corona y la apretaban más.

Lloré amargamente y derramé lágrimas, no de agua, sino de sangre y se mofaron al verme vestido de burlesque Rey, con las manos atadas.

Una viva llaga era todo mi cuerpo, goteaba sangre de la corona y de todo, tan desfigurado que no tenía figura de hombre.

Después me ponen mi propia ropa y me cargan con un pedazo de madero muy pesado, pero que lo tomé con gran amor, a pesar del dolor que sentía, caminaba con las rodillas temblando, el cuerpo hinchado y se inclinaba con el peso de la cruz.

La cabeza sentía que se despedazaba por tanta espina atravesándola, mi cabello se enredaba con la soga que llevaba en la garganta atada, de la soga tiraban con fuerza, mis pies descalzos y llagados.

En presencia de mi Madre me arrastraron por el suelo y para levantarme me dieron fuertes empellones y vi a mi Madre Santísima cómo se abría paso para ir a consolarme y, al acercarse ella, mis tormentos los sentía más crueles, pues no quería que ella me viera en ese estado, porque sabía que su corazón era atravesado por la espada del dolor.

Ella me abrazó y sus caricias me consolaban, porque las caricias de una madre son frescura. La arrancaron de mis brazos y ella se desmayó por el dolor.

Así fue como poco después un hombre llamado Cirineo me ayudó, más que por amor por fuerza, pero después sentí su compasión, así llegué al Calvario.

Desnudáronme con rabia y me arrancaron la túnica y con ella la carne que se había pegado a ella y así avergonzado por mi desnudez me recuestan sobre mi espalda llagada, sobre mi cruz amada. Con gran amor extendí mi brazo derecho y me descargaron fuertes martillazos que me hicieron estremecer.

Tiraron con gran fuerza para extender el otro brazo hasta descoyuntarme los huesos.

Después fueron mis pies, voltearon mi cruz boca abajo para asegurar más clavos. Lastimaron más mi boca con las turbas piedras, me levantaron en alto y me dejaron caer bruscamente en el hoyo de un peñasco.

Así mi cuerpo sangraba copiosamente y quedó con más de cinco mil heridas, sentí gran sed y pedí agua y me dieron hiel con vinagre. Cumplí con amor la obra de la redención del mundo. ¡Oh hijos míos! Cuán caro me habéis costado.

El dolor de mi Madre fue indescriptible, os pido que hagáis una novena de los dolores, os pido que cada viernes leáis frente a mi Sagrario y mi imagen de Jesús sacrificado: “Por tu Pasión Jesús mío, abrazadme en vuestra Cruz de Amor.” (Esta jaculatoria es ya conocida.)

A San Juan Evangelista reveló mi Madre tres privilegios que he concedido a quien me imite en todo aquello que sea abrazar su cruz con amor, como Yo lo hice.

Primera: Contrición verdadera de sus pecados.

Segunda: Asistencia de mi Madre en su última hora.

Tercera: Que mi Madre impetrase lo que pidiere para estas almas.

7 de abril de 1976, 2:00 p.m.

Sagrado Corazón de Jesús

A Ernestina en la Agencia Gayosso.

Siervos del Divino Amor.

miércoles, 16 de octubre de 2013

LIBRO 3 No. 3 HAGAN ORACIÓN

 

"Hagan oración".

 

 

COMUNIDAD EN ORACION

 

Haced oración por todo el mundo, que vuestros corazones sean generosos.

Pedid por mi hijo, el Papa, que se siente solo.

Rezad por toda la Iglesia y, porque no, pedidme por vuestros enemigos, que son los míos.

Pedid perdón por vuestros pecados, por tantos sacrilegios, por tanto abandono y desamor por su Dios.

La indulgencia la recibís de mis manos, y junto con María mi Madre os damos nuestros corazones, abrasados en el fuego eterno del amor.

Siervos del Divino Amor

miércoles, 9 de octubre de 2013

LIBRO 3 No. 2 EL INFIERNO

 

El Infierno.

 

EPULON EN EL INFIERNO

 

Así como el Bien Supremo es Dios, que es un gozo que no se puede describir, pues así es este mal, tan grande causado por el pecado, que ni siquiera se lo pueden imaginar.

El mal mas grande, que ha sido causado por el pecado por el abandono a Mi su Creador, Fuente de agua Viva, y por su necedad, prefiriendo alejarse y abandonarse a las criaturas.

Por esto allí será ojo por ojo, diente por diente, allí el condenado será castigado por el tormento de no haber conseguido el cielo y por no desearlo. Con sus obras perdió el Bien Eterno, para lo que se le había dado la vida. El Bien Eterno es poseerme en plenitud eternamente. Y ahí se le estará acusando de todo aquello con lo que él cooperó para sufrir eternamente.

Por esto Yo sufro cuando un alma se pierde, porque Yo lo crié y lo amé, desde la eternidad, para que unido a Mí gozara y jamás di la vida para que se condenara.

El infierno es algo que el ser humano no entiende, porque los sufrimientos en la tierra no se comparan con ese sufrimiento de culpa de vivir alejados del Bien Supremo, es un tormento de siempre y para siempre.

El que lo ha contemplado por segundos, porque Yo lo he permitido, siente la muerte por el dolor intenso de contemplar tanto suplicio.

Yo les digo mediten esto con gran temor de Dios. Porque Yo les he dado la vida para ser santos no deseo que el pecador muera sino que pida perdón y se salve.

El infierno es causado por el pecado y por eso muchos ya lo viven desde la vida teniendo falsa paz porque están ciegos y corren en una carrera loca hasta el abismo. ¿Cuantos Yo rescato en las puertas del abismo? Cuando ellos ven con horror hacia donde van a caer. ¡Cuántos se pierden y resbalan sin desear Mi Amor en esos momentos de la muerte!

Por esto cuando un pecador se convierte hay fiesta en los cielos, Mi Corazón se llena de alegría, porque no cayó en el infierno una eternidad.

Sagrado Corazón de Jesús.

Siervos del Divino Amor

miércoles, 2 de octubre de 2013

LIBRO 3 No. 1 EL CIELO

 

“El Cielo”.

 

JESUS CIELO

 

Yo los amo tanto que quise que participaran de Mi Gloria. Me dices que te diga: ¿Como es el cielo? Os digo venid, benditos de Mi Padre a gozar del cielo prometido, del cielo alcanzado, del cielo conquistado por Mi, que siendo uno conmigo en la tierra, ya estaban gozando estas almas de este cielo el poseerme a Mí es ya tenerme a Mi en el Amor.

Por esto el que me ama, en verdad y en espíritu está en Mi. y Yo en Él. El Cielo es un lugar de Luz de Amor Eterno, Juan lo vio y algunos estando en la tierra han contemplado este lugar de delicias, de paz, de Vida Eterna.

Cuando un alma es digna de entrar al cielo ya desde la tierra irradia este cielo porque un alma en gracia es semejante a Dios. Y la luz que allí emana y de la que todos reciben es de Dios.

Allí no hay dolor, allí ya no hay llanto, allí es felicidad siempre, sin interrupción. Porque se ha roto con el mal, con la muerte, con lo que el alma sufría, allí todo es amor, todos unidos adoran, alaban, ensalzan a Dios.

Los lugares allí para los justos, para los santos, para los amantes del Corazón de Jesús, acompañados de los arcángeles y toda la corte celestial serán y son gozo en plenitud de Dios.

Ojo que no ha visto ni oído que haya escuchado, lo contemplará y lo escuchará en el cielo una eternidad.

¡Ah, cuanto suspira Mi Corazón! Que todos, todos los míos vengan a Mi, y ninguno de los míos se pierda.

Sagrado Corazón de Jesús

Siervos del Divino Amor